viernes, 8 de abril de 2016

La importancia del lenguaje contra el especismo

Este es un tema que siempre me ocupa e incluso preocupa, y en ocasiones suelo ser un poco pesado, ya que me parece de sumo interés que sepamos gestionar el lenguaje de manera que aún de forma involuntaria, no acabemos por ser nosotr@s mism@s como vegan@s quienes entremos al juego del lenguaje especista y/o la prostitución que a menudo se hace del uso del mismo.

Una de las expresiones por la que de forma más usual se nos trata de menospreciar (repito, se nos trata) a l@s vegan@s es llamarnos "extremistas" y/o "radicales".

Me causa algo de impotencia ver como much@s compañer@s vegan@s se sienten ofendid@s porque se nos llame de tal forma, cuando resulta que deberíamos tomarlo como un halago!, y ahora voy a explicar por qué. Que se trate de usar de forma peyorativa cien o un millón de veces, no significa que ese uso se convierta en verdad automáticamente.

Extremista es una persona que está en el extremo de algo o contra algo. Radical es la persona que va a la raíz de algo y que no admite términos medios.

Esas personas que tratan de acusarnos mediante el uso de esas palabras de esa manera... acaso no son extremistas y radicales contra la violación de human@s?, acaso no están "extremadamente" contra la pederastia?, acaso no son radicales, sin admitir término medio, de la esclavitud de human@s?, contra los genocidios?, contra las guerras?, en definitiva contra cualquier crimen perpetrado hacia los miembros de su propia especie.

Porque... acaso ellos admiten términos medios en todos esos crímenes?. Sin embargo, cuando los crímenes son perpetrados contra seres vivos que no pertenecen a su misma especie, al parecer entonces todo ya se vuelve más "laxo" y más "permisible". Entonces solo cabe preguntarse qué crédito tienen esas personas para tratar de insultar a quienes nos oponemos plenamente a la tortura, a la violación, al asesinato (y no parcialmente, como ell@s, dependiendo de quién sea la víctima). Este es el mundo al revés en el que vivimos, y creo que debemos luchar contra estas manifestaciones también a través del lenguaje. Debemos interiorizarlo nosotr@s primeramente para a continuación saber gestionarlo correctamente ante l@s demás y como decía, incluso hacia nuestros adentros.

Nosotr@s, al igual que ell@s, también somos extremistas y radicales contra esos crímenes para con la humanidad, pero adicionalmente extendemos nuestro abanico de compasión, de sentido de la justicia, de respeto a la vida, de empatía, de amor en definitiva, hacia cualquier ser vivo que pueda sentir y sufrir, como evidentemente pueden hacerlo el resto de animales, a los que torturamos, esclavizamos y asesinamos en un holocausto silencioso y descomunal sin precedentes, tanto en número de vidas como en terror, dolor y muertes causados.


Así que por no extenderme más, creo que somos nosotr@s l@s primer@s que debemos esmerarnos en no entrar en el juego de quien de forma torticera nos llama de esta manera, y cuando nos digan que somos extremistas y radicales, podemos decir orgullos@s que si, que lo somos y a mucha honra!!!. Porque el único punto digno, coherente y justo es estar en el extremo opuesto y radicalmente en contra de cualquier crimen... independientemente de quien sea la víctima.


Otra de las cuestiones que observo, que creo que se trata de otra incorrección lingüistica y que en este caso está muy extendida especialmente entre nosotr@s l@s vegan@s, es llamar "cómplice" a l@s consumidores/as de productos relacionados con la explotación animal.

La definición de esta palabra que creo que es más explicativa para el caso que nos ocupa es la siguiente:

"Cómplice: Persona que sin ser autora de un delito coopera a su perpetración con actos anteriores o simultáneos, aunque no indispensables"

Un cómplice no es indispensable para que un crimen se perpetre, no es este desde luego el caso del consumidor de productos provinientes de la explotación animal. Si el consumidor no existiera, es decir, si la demanda desapareciera, desaparecería inmediatamente la oferta (es decir, la propia explotación animal), ya que nadie la compraría. Es una simple cuestión de lógica de mercado, muy sencilla de entender para cualquiera.

El consumidor por tanto es el origen de que existan estas industrias, es quien lo financia y quien lo alimenta una y otra vez. Por tanto creo que cada vez que los llamamos "cómplices" les estamos haciendo sin querer un favor, ya que les quitamos un gran grado de culpabilidad en que el holocausto animal exista. Llamarles cómplices es afirmar que el holocausto animal podría continuar sin su participación (como si los explotadores y los matarifes estuvieran en sus puestos de trabajo por gusto y no porque en concreto el consumidor le pague su sueldo con sus compras), y eso no es cierto en absoluto.

Por tanto creo que lo más adecuado es que reflexionemos al respecto y en lugar de seguir llamándoles a "dejar de ser cómplices" de todo esto, lo correcto son expresiones como "deja de originarlo" o al menos "deja de financiarlo".

Seguiré tratando otras expresiones en el futuro, ya que como decía al principio, me parece que nosotr@s mism@s en primer lugar debemos ser muy cuidados@s en el uso del lenguaje e ir matizando expresiones que al final de forma involuntaria e inconsciente, hace que nosotr@s mism@s sin quererlo por no haberlo reflexionado suficientemente en ocasiones, entremos en el juego del especismo en el lenguaje.



Go vegan

4 comentarios:

  1. Excelente post!!! Gracias Pedro <3

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    1. Me alegra que te haya gustado aunque no sepa quien eres jajaja un abrazo :)

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  2. Una vez más completamente de acuerdo contigo, excelente, tienes la capacidad de hacernos pensar sobre temas que habitualmente no nos detenemos a reflexionar

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    1. Ahora si te veo amiga jeje muchas gracias por tus palabras una vez más a pesar de que me hagas sonrojar, me alegra mucho que creas que es de provecho para ti este montón de palabras, un abrazo grande y que tengas un bonito día :)

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